martes, 2 de noviembre de 2010

Tengo el aprobado

Confirmado, comprendo la verdad tolerable y el derecho a no saber.  Estas son las conclusiones que ha sacado el psiquiatra de la seguridad social  tras una breve charla conmigo y una tanda de tests de personalidad.  Un señor muy agradable y educadísimo, pero digo yo qué hará falta un poquito más para determinar si soy una persona emocionalmente estable y equilibrada ¿no?

No tengo palabras. Estoy contenta porque gracias a su informe favorable seguimos adelante con el estudio genético, pero defraudada por un sistema de sanidad publico que no funciona.  Pierdo horas de consulta en consulta para conseguir un informe favorable, que me deriven al especialista que corresponde, que aprueben los análisis costosísimos basándose en que los resultados pueden causar efectos demoledores en mi estado anímico, firmando consentimientos de confidencialidad… para que al final me den una hojita que no han tardado ni 10 minutos en rellenar donde pone que dan el visto bueno.

Algo chirría. Están tan saturados de pacientes que ni se leen las historias antes de atenderte.  Decepcionada y eso que hasta ahora no he tenido queja, tanto la sanidad privada (donde recibo mi tratamiento) como la pública me han tratado muy bien. Me han mareado, como es normal en estos casos, pero en general bien.  Sin embargo, sentía que tenía que contar lo de hoy, porque me parece que los resultados de un estudio genético son demasiado importantes como para tomarlos tan a la ligera.

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